lunes, 13 de junio de 2011

Junto al Presidente.

En el País del "impuesto a la propina".

Por Rubén Martínez Huelmo

El artículo 156 de la Ley 16.713 de fecha 3 de setiembre de 1995, disposición de la época de la presidencia de Jorge Batlle determinó que las propinas pasarían a ser materia gravada, lo cual se sigue aplicando al día de hoy.

Es así que los mozos, mucamos, maleteros, pisteros de estaciones de servicio, personal de lavaderos de autos, personal de gomerías, dependientes de peluquería, porteros, acomodares de cine y teatro, repartidores de garrafas, de farmacias, de casas de comida y de correspondencia tributan por las propinas recibidas.

Se trata de un sector multitudinario a lo largo y ancho del país. Son trabajadores a los que se les agrega a sus haberes reales un salario ficto por concepto de propinas percibidas, lo que actúa aumentando el monto sobre el que se calculan los descuentos relativos a seguridad social, fonasa, etc., disminuyendo de ese modo el salario liquido que efectivamente percibe el trabajador.

El estado determina así que las propinas constituyan materia gravada a los efectos de las contribuciones especiales de la seguridad social, ejerciendo en la práctica lo que los trabajadores consideran un “impuesto a la propina”.

Es más que obvio que a todos los que se les aplica ese gravamen son compatriotas que integran los sectores más débiles de la sociedad.
Esos miles de trabajadores que no tienen lobby, ni estudios contables, ni parlamentarios tras de sí, deben admitir para una presunta propina que lícitamente reciben, que el estado les calcule la Base Ficta de Contribución a los efectos antedichos.

Vale la pena este ejemplo para cotejarlo con otros compatriotas o corporaciones que estando en las antípodas del espectro socio económico no toleran que alguien, el Presidente de la República recientemente, haga notar que sus rentas o sus vigorosos crecimientos patrimoniales deban ser pasibles de tributar más, so pena de ulular que se han roto las “reglas de juego”.

Falta que algún iluminado nos diga “que para crecer hay que invertir y que para ello hay que ahorrar, pero los únicos que pueden ahorrar son los ricos, por lo tanto, vamos a no ponerles impuestos”, lo cual sería risible por enésima vez.

Sin embargo ello que fue doctrina nacional en el pasado, terminó hartando y la gente finalmente en el 2004 “voleo la pata”, pasaron por encima de los alambrados de los partidos políticos y fueron en busca de cambios.

En el tema tributario sabemos desde siempre que para unos hay reglas de juego y para otros no tanto.

Por ello, para arreglar y equilibrar esa vieja, injusta y aún visible dicotomía el pueblo uruguayo puso al Frente, es decir a la izquierda y a los progresistas a conducir los destinos del país.

Lo demás está por venir.



PARTICIPACIÓN MASOLLER
Democracia y Cambio

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