martes, 7 de marzo de 2006

Discurso del Diputado R. Martínez Huelmo al ser electo como Vice Presidente de la C. RR.

Cámara de Representantes; 7 de Marzo de 2006

Dese cuenta del resultado de la votación.
(Se lee:)

"Han votado ochenta y seis señores Representantes: ochenta y cinco lo han hecho por el señor Representante Martínez Huelmo y uno por la señora Representante Travieso".

——En consecuencia, se proclama electo primer Vicepresidente para el Segundo Período de la XLVI Legislatura al señor Representante Rubén Martínez Huelmo.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Pido la palabra.

SEÑOR PRESIDENTE (Cardozo Ferreira).- Tiene la palabra el señor Diputado.

SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Señor Presidente: el Espacio 609, toda la bancada del Frente Amplio y los colegas de las restantes colectividades me han distinguido con su confianza, lo que para mí, además de una gran responsabilidad, es un altísimo honor.

Como bien se ha dicho, estas circunstancias de apertura de los Períodos legislativos están marcadas por algo muy uruguayo, y me refiero a los entendimientos formales, de respeto entre las colectividades políticas, que deben considerarse como un sacramento democrático que implica respetar a todos los uruguayos, que son nuestros mandantes. Ello, sin duda, es el santo y seña de nuestra evolución institucional en pos de la más auténtica civilidad. Esto es, a mi entender, lo más importante que debemos señalar en estas jornadas que se repiten año tras año, reafirmando el estilo del país, en cuya construcción ninguna colectividad aquí representada ha sido ajena.

Señor Presidente: soy de los que creen que la democracia, además de ser un sistema político, jurídico e institucional, es también un estado espiritual. Por lo tanto, si la democracia es perfectible, como se afirma comúnmente, mejorarla depende de que en nuestro fuero íntimo seamos mejores personas y ciudadanos.

Creo, al mismo tiempo, que la democracia moderna no se agota en el Parlamento, pues demostrado está que la sociedad exige, plantea y se expresa por múltiples modos de participación para proyectar y defender sus intereses, pero pienso también que sin Parlamento no hay democracia. Ello lo aprendí en la escuela pública, en mi niñez, con mis queridos y recordados maestros y maestras de la Escuela Experimental de Malvín, en los tiempos de Clemente Estable y de Margarita Queirolo. También lo ratifiqué, lamentablemente, años más tarde, cuando la dictadura y su ejército de ocupación cerraron esta Casa, ahogando nuestras libertades públicas. Por ello, me afirmo en la consustancialidad de la democracia y del Parlamento como pilar fundamental de lo que venimos manifestando y en el permanente manifiesto de esta fuerza política sobre la lealtad institucional, a la que tantas veces ha hecho referencia el Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez.

Por lo tanto, decimos que este clima de entendimientos formales, de civilidad, no es un asunto baladí y que la República y la sociedad sin distinciones lo pueden exhibir con orgullo.

El señor Presidente, en su discurso de presentación, hizo referencia emocionada a Wilson Ferreira Aldunate, de quien fui amigo y seguidor, como lo saben todos. Pero yo no puedo evitar en esta circunstancia tan especial relatar a la Cámara que en una breve estadía en el sexto piso de Jefatura, en 1982, fui testigo -mis ojos lo vieron en el pabellón contiguo- de cómo el General Líber Seregni y los militares constitucionalistas sobrellevaban aquel calvario al que fueron sometidos y que, al contrario de doblegarlos, irradió tanta fuerza moral, tanto patriotismo y dignidad republicana que ello, sumado a la lucha de otros grandes referentes nacionales, determinó que se abriera un cauce para la democracia uruguaya y un nuevo y digno destino para todos los uruguayos. Entonces, para el honrado demócrata fundador de esta fuerza política, a la que impuso su impronta patriótica y democrática, mi recuerdo con profunda admiración y respeto.

Termino, señor Presidente, diciendo que lo acompañaré imbuido de los valores a que he hecho referencia. Para ello voy a trabajar duro, a fin de no defraudar a los proponentes y a la Cámara en general, y de ese modo coadyuvar al buen fin de la gestión de nuestro Presidente, el señor Diputado doctor Julio Cardozo Ferreira.


Debo agradecer los altos conceptos que se han vertido sobre mi persona; los guardaré en mi corazón y les retribuyo a todos con mi amistad.

(¡Muy bien! Aplausos en la Sala y en la barra)

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