miércoles, 18 de febrero de 2009

Disparen sobre el florista.

Por Eduardo Bonomi

La correcta resolución de un problema empieza por plantearlo bien… Por eso, ante algunas opiniones que han vertido distintos frenteamplistas: con partido y sin partido, independientes o partidizados, uno no puede menos que preguntarse: ¿cuál es el problema? ¿Ganar las elecciones en octubre o destruir los candidatos que participen en junio?

Yo sé que me van a decir: No seas ingenuo: ¿no te das cuenta que hay una relación determinante entre el candidato y el resultado electoral? Una cosa depende de la otra.

Así los hechos, habría que empezar a reflexionar…


Ganar unas elecciones tendría que empezar por construir la alternativa que pueda hacerlo. Construir esa alternativa luego de cinco años de uno de los mejores gobiernos de la historia y, seguramente, el mejor gobierno de los últimos 50 años, no tendría que ser tan difícil. Construir esa alternativa electoral luego de que el pueblo y la izquierda uruguaya construyera una alternativa política en más de 40 años de lucha tendría que ser todavía más fácil.

Habría que empezar por recordar los logros de este gobierno: algunos de ellos históricos, en cualquiera de los ámbitos que se trate. La continuidad del crecimiento económico del país y la sustancial variación de la relación deuda producto, la distribución del ingreso y el aumento importantísimo del poder adquisitivo de las familias, las políticas para atender la gravísima emergencia social que nos dejaron los gobiernos anteriores, los cambios en la política laboral y la atención a los problemas de los trabajadores, el establecimiento de las 8 horas de trabajo para las trabajadoras domésticas y los trabajadores rurales, las políticas agropecuarias y el establecimiento de un status sanitario que ha permitido venderle carne a más de 100 países en el mundo, la reforma de la salud que permitió el significativo aumento de la cobertura médica a la población, la obra pública tendiente a construir la infraestructura para el desarrollo…

Habría que seguir por recordar la formidable construcción colectiva que significó la consolidación del Frente Amplio, desde principios de los sesenta a la época actual, pasando por los años negros de la dictadura.

El modelo anterior
Y habría que, finalmente, terminar por recordar el modelo que va a competir con esta alternativa: el que se empezó a construir en 1990, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle: el del Uruguay plaza financiera, país de servicios, con atraso cambiario, abierto a los productos del mundo, que compitieran ventajosamente con nuestra industria favorecidos por la rebaja o la eliminación de aranceles, el comienzo del proceso privatizador y el cambio sustancial en la relaciones laborales: flexibilización y desregulación laboral, retiro del Estado de la negociación y suspensión de la convocatoria a los Consejos de Salarios, inicio de las subcontrataciones y tercerizaciones para evadir la normativa laboral. Todo ello para empezar un proceso de crecimiento apoyado en las inversiones extranjeras… Y qué se logró: unas magras inversiones que significaron un promedio de 83 millones de dólares por año, crecimiento sin distribución ni desarrollo, cierre de industrias y comercios, endeudamiento y abandono de la tierra, que terminaron con el estancamiento productivo, comercial y financiero de 1998 hasta llegar a la crisis más cruel de nuestra historia en el 2002.

Comparaciones y alternativas
Nuestro gobierno, criticado desde antes de asumir por que iba a llevar al estancamiento y al fin de la inversión privada, al desorden y al caos, llevó en cambio a una inversión promedio, entre el 2005 y el 2007, de 867 millones de dólares por año, y en el 2008, a una inversión superior a 1000 millones de dólares, sin caos, con crecimiento, distribución y desarrollo…

La alternativa, la verdadera alternativa que estará en juego, por lo tanto, será volver al modelo anterior o mantener el proceso de cambios iniciado en 2005: así de sencillo, se trata de una cosa o de la otra, con todas las relativizaciones que pueda merecer, y las elaboraciones que se puedan desarrollar alrededor de los dos modelos.

Cualquiera que haya participado en ese largo proceso de lucha, oposición y construcción de una alternativa, en el desarrollo del gobierno, en el debate político y las luchas sociales conexas, deberían plantearlo así, reflejando todos los puntos de vistas posibles, la mayor riqueza de matices que se han producido en la construcción, el crecimiento y el desarrollo del Frente Amplio, con todo lo que ello ha significado en la historia política y social de nuestro país.

Cambiar la pisada
No es eso lo que está pasando. Se está disparando demasiado fuerte contra el pianista, o sobre el florista, como guste más, y así no se puede construir nada. Paradojalmente, cuando el Espacio 609 planteó, desde marzo en adelante, que habría que elegir la fórmula Mujica Astori, Astori Mujica, y dejar que el pueblo frenteamplista eligiera, en las elecciones preliminares de junio, el orden entre ellos dos, en un proceso frenteamplista, por lo alto, de guante blanco y de cara a octubre, se respondió que era un error profundo, porque podría jugarse de guante blanco desde arriba, pero desde abajo se iba a pelear con guantes de boxeo, y se iba a perder, indefectiblemente, la dirección del proceso.

Realmente, a la luz de lo que se está viendo, ese hubiera sido el mal menor. Hoy se está viviendo algo peor: se está jugando con guantes de boxeo desde las alturas, y no desde abajo. Por lo menos desde algunas alturas se está peleando con guantes de boxeo; precisamente desde los sectores que temían ese problema se está apostando a construir una alternativa distinta a la que eligió el Congreso, apelando al recurso que tanto se temía: la descalificación y el juego demasiado fuerte. Se podría decir que las direcciones partidarias no están haciendo eso: los que lo hacen son figuras independientes… Es cierto. Pero convengamos que editores, publicistas, ex directores del gobierno o prominentes figuras partidarias, no son la base, no constituyen el desde abajo, ni mucho menos.

Yo creo que se puede aceptar que, en términos generales, construir una alternativa dentro del FA, o de cualquier fuerza política, significa dejar otra alternativa de lado: dialécticamente hablando, construir una nueva alternativa significa postergar o destruir otra… Sin embargo, así como en condiciones adecuadas, destruir una semilla significa producir un fruto nuevo; entre dos candidaturas, en condiciones adecuadas, postergar una significa elegir la otra… Pero resulta que, si para destruir una semilla, se la pisotea, se la golpea con una piedra y se la cubre de cemento no se produce ningún fruto e, incluso, se niega toda posibilidad de nueva creación. Y eso es lo que puede pasar en este momento: la discusión de forma no adecuada sobre las posibles candidaturas puede conducir a la destrucción, no de una candidatura, sino de una alternativa política: a la destrucción de la posibilidad del nuevo gobierno del Frente Amplio. A la destrucción de una construcción colectiva y, si eso sucediera desde un proyecto personal o desde los intereses partidarios de alguna fuerza política integrante del Frente Amplio, estaríamos ante una formidable irresponsabilidad política: negar, desde la parte, la consolidación del todo. Y ello, indefectiblemente, va a tener consecuencias políticas posteriores.

La derecha suele confundir populismo con políticas realmente populares. Cuando ese error se comete desde la izquierda se puede estar ante un problema de percepción o ante un cambio de perspectiva del modelo. Es difícil explicar por qué se critica tan fuerte a uno de los depositarios de la confianza de tanta gente sin que, al mismo tiempo, se deteriore la expectativa de esa misma gente en el conjunto del proyecto político: algo se estará hipotecando si no se pone, por arriba de todas las cosas, la defensa del gobierno popular, de izquierda o progresista. Se corre el riesgo, claro, evidente, de que la crítica a las personas se confunda con la crítica al modelo colectivamente construido por los militantes de la fuerza política que hoy está gobernando: Ya que, hablar en nombre de los que tienen dudas, puede transformar a los portavoces de esas supuestas dudas en los verdaderos titulares de las dudas y en los mejores gestores del modelo opositor.

Perspectivas
Después de junio, se va a volver muy difícil para los que centran su prédica en la crítica a las alternativas dentro del FA, fundamentar por qué habrá que votar a quién hasta unos días atrás tanto criticaban, y si no pueden hacerlo va a terminar resultando que estuvieron tozudamente trabajando para el proyecto opositor.


Sólo hay una posibilidad de defender constructivamente y responsablemente una candidatura, independientemente de si habrá dos o tres, y es hacerlo al mismo tiempo que se construye de forma colectiva la alternativa política capaz de triunfar en octubre de 2009, evitando el todo o nada que puede significar haber defendido a capa y espada un proyecto en detrimento de otro, y logrando que, aun cuando el resultado de las internas no sea el esperado, el proyecto siga siendo el de todos.

El que permita mantener y consolidar el gobierno de cambio, para seguir avanzando en las medidas que profundicen el modelo productivo, con desarrollo, distribución y equidad.

Asumir las internas de junio como parte del proceso hacia octubre, en el que se defenderá a cualquier candidato frenteamplista que triunfe en junio y se tratará de mantener el modelo colectivamente construido, es el comienzo del camino…

Quizá, así, se corrijan los errores que se empezaron a cometer a las pocas horas que terminó el Congreso.

Publicado Originalmente en: Nuevo Portal MPP

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