jueves, 16 de abril de 2009

ALUR. País productivo y desarrollo social.

Exposición del Diputado Rubén Martínez Huelmo en referencia al funcionamiento, actualidad y futuro de la planta de ALUR; proyecto de desarrollo productivo y social que se viene desarrollando en Bella Unión.

Cámara de Representantes; sesión del miércoles 15 de abril de 2009.


SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Señor Presidente: es un lugar común la diatriba contra ese gran proyecto que se está erigiendo en el norte profundo de nuestra geografía, allá en Bella Unión.

Como se sabe, la planta de ALUR está inmersa en un proceso de inversiones y refacciones que van en el sentido de sentar políticas de desarrollo de nuevas cadenas agroindustriales. Las mismas se asegurarán materia prima en forma sustentable por medio de la producción de cultivos agroenergéticos que se habrán de integrar a los actuales sistemas de producción de alimentos, generados por entendimientos entre los sectores privado y público en pos de la producción en niveles competitivos. Se persigue que las cadenas agroindustriales que se impulsan coadyuven, obviamente, al desarrollo regional, asegurando empleo e inclusión social. A esos efectos, el proyecto agrícola persigue las conocidas 10.000 hectáreas de caña de azúcar para producir etanol, azúcar y energía eléctrica, y 4.000 hectáreas de sorgo azucarado para producir etanol y energía eléctrica, implementando mayor eficiencia tanto en cosechas como en transporte y otros ítems, de modo de lograr mejores rindes por hectárea. Con el etanol se llegará a 28.000 metros cúbicos por año, siendo su renta por incorporación a las naftas de US$ 21:000.000 anuales. Por ejemplo, en energía eléctrica, UTE adquirirá 7 megavatios durante el período de zafra de caña y de sorgo azucarado, esperándose obtener US$ 2:000.000 anuales por este concepto.

El proyecto de alimentación animal, que se sostiene por medio de un convenio entre ALUR y la Facultad de Agronomía, es uno de los puntos altos del asunto. Será con el despunte de la caña; lo que ayer no se usaba, hoy, con modernas técnicas, tiene un potencial de 10 toneladas por hectárea, y todos los ensayos estarían confirmando la total factibilidad de usar subproductos de caña de azúcar a fin de fabricar alimentos para la ganadería, que podrían salir al mercado transformados en fardos, "pellets", bloques proteicos y "silobags".

Al presente, entre mano de obra agrícola, industrial, productores y transportistas, la cifra es de 2.700 personas trabajando. Este número crecerá no bien esté disponible toda la capacidad operativa de ALUR.

Además, se está en vísperas de dar inicio a los cursos en el Instituto de Agroenergía, que expedirá el título de "Tecnólogo en Agroenergía", y la capacidad locativa ya está colmada por una juventud estudiosa. Entre la mayoría de la gente de la región norteña reina el optimismo en cuanto a las perspectivas de los proyectos liderados por ALUR. Este Instituto de formación capacitará y hará investigaciones relativas a la agroenergía y a los biocombustibles en nuestro país, en coordinación con la UDELAR, UTU, INIA, ALUR y ANCAP. Sin ningún lugar a dudas, será una nueva carrera de nivel terciario.

¿Cómo se puede hablar de cambiar nuestra matriz energética sin técnicos nacionales? Esa es la respuesta que se está dando a necesidades imperiosas para nuestro país.

La variada gama de proyectos que se están dinamizando por medio de ALUR nos hace guardar muchas expectativas. Es muy temprano, entonces, para afirmar que ALUR, en virtud de los montos invertidos, no es rentable. Ninguna empresa en el mundo amortiza de un día para el otro; ninguna empresa amortiza cuando está en construcción. Si no, señor Presidente, preguntémosle a Botnia si ya amortizó lo que ha invertido. Cuando se detracta tan temerariamente no se cuantifican los beneficios que se dan ahora, en este mismo momento. ¿En qué lugar del balance ponemos la tranquilidad social, la esperanza colectiva que da el trabajo y la seguridad social, la seguridad que proporciona al país el hecho de radicar población estable en una frontera donde se necesita aumentar la densidad demográfica para ir dejando de ser un vacío geopolítico en el que se juega la soberanía nacional? ¿En qué balance ponemos la actividad económica que ha cambiado en pocos años la fisonomía de Bella Unión, haciendo de la zona, sin ningún lugar a dudas, un promisorio polo de desarrollo económico?

Obviamente, estos elementos no tienen cabida en el balance de ALUR, pero encuentran razón de ser en cualquier examen desapasionado y desideologizado sobre el tema.

Corren tiempos diferentes y ello debe ser entendido de una buena vez por todos los actores políticos. En otros tiempos, Uruguay financiaba bancos a pérdida, mediante centenares y centenares de millones de dólares; hoy hacemos bien en cambiar la pisada nacional y volcar los recursos hacia actividades productivas que tengan al hombre como centro.

Desde esta banca doy mi apoyo a lo que está haciendo ALUR para bien de Bella Unión y de un departamento tantas veces olvidado como Artigas. Soberanía, progreso e inclusión social constituyen, en resumen, la tendencia que he palpado en una visita que realicé a esa zona de nuestro país, donde se siente la prudencial actitud de dar tiempo a estos proyectos de desarrollo que construyen país.

Solicito que la versión taquigráfica de mis palabras sea enviada a la Intendencia Municipal de Artigas; a las Juntas Departamentales de todo el país; a la Junta Local de Bella Unión; a ANCAP; a ALUR; al Ministerio de Industria, Energía y Minería; a la Universidad de la República, y a la Universidad del Trabajo del Uruguay.

Gracias, señor Presidente.

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