En sesión del pasado 25 de noviembre la Cámara de Representantes aprobó el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas. Publicamos a continuación las palabras del Diputado Martínez Huelmo, autor del informe en mayoría del mencionado proyecto.
SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Señora Presidenta: lo primero que debo expresar a la Cámara es que este proyecto fue signado en mayo de 2008 por doce países. Ellos fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, la República Cooperativa de Guyana y la República de Surinam. Es decir, los diez de siempre más los dos últimos.
Por nuestro país, fue el doctor Tabaré Vázquez, en ejercicio de la Presidencia de la República, quien signó este documento internacional. Ya desde el vamos, algunos importantes actores políticos salieron al cruce de la eventual ratificación del Tratado en contraposición a la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales, conocido como Derecho de los Tratados, que en nuestro país es la Ley Nº 16.173, de 30 de marzo de 1991. El ar¬tículo 25 refiere a la aplicación provisional de un tratado antes de su entrada en vigencia. Creo que ese ar¬tículo se avenía y se aviene a la situación de la UNASUR durante todo el tiempo transcurrido, pues Uruguay nunca notificó a parte alguna su intención de no llegar a ser parte de dicha Unión.
A ello debemos sumar el ar¬tículo 18 del Derecho de los Tratados, que establece "la obligación de no frustrar el objeto y el fin de un tratado antes de su entrada en vigencia" y que "Un Estado o una organización internacional deberá abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin de un tratado", el cual ha signado.
El Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas, conocido como UNASUR, llega a la fecha de la siguiente forma: se signa el 23 de mayo de 2008 en Brasilia, y el 3 de noviembre del mismo año el Poder Ejecutivo de Uruguay lo remite a su Asamblea General. Pocos meses después, el 14 de abril de 2009, el Senado lo aprueba y lo remite a la Cámara de Representantes, que en virtud de tratarse de un año electoral no alcanza a considerarlo. Así, el 14 de febrero de este año se archiva.
No bien se inicia la presente Legislatura, la bancada de Gobierno procede a solicitar su retiro del archivo y a informar el proyecto, de modo de reiniciar el proceso parlamentario. Estuvo muchos meses figurando en el orden del día, mientras que en el exterior se iban sumando ratificaciones de los demás signatarios suramericanos.
Queda demostrado, entonces, que este es un proyecto que no vamos a votar resignados o como si no hubiese más remedio. Por el contrario, cuando la UNASUR tenía tras de sí tan solo dos ratificaciones trabajamos para aprobarlo, sin complejos y con confianza en la fuerza moral de nuestro país, capacidad que le otorga dimensión suficiente para tener, sin duda, un rol importante en el proceso de integración regional y continental.
Hoy, que tiene ocho ratificaciones y falta una para que entre en vigencia, también hemos trabajado para traer al plenario una base de apoyo lo más amplia posible. Por lo tanto, decimos que venimos bien acompañados y ello nos congratula, como ha sucedido tantas veces con temas que llegan de la Comisión de Asuntos Internacionales, sin mengua del particular posicionamiento que las bancadas posean ante este asunto.
No puedo sustraerme aunque más no sea brevemente a decir, señora Presidenta, que además del mandato constitucional radicado en el ar¬tículo 6º de nuestra Constitución, que reza: "La República procurará la integración social y económica de los Estados Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de sus productos y materias primas. Asimismo, propenderá a la efectiva complementación de sus servicios públicos", esta bancada del Frente Amplio siempre ha estado afiliada a las doctrinas americanistas de un sinnúmero de compatriotas comprometidos con su desarrollo, y que, con diferentes percepciones y disposición política, son referentes ineludibles en el marco de la historia general de nuestro pueblo. La Generación del 900, con José Enrique Rodó como mayor exponente, el doctor Carlos Quijano y su prédica de tantas décadas, al igual que la de Luis Alberto de Herrera, la del profesor Vivián Trías y la del profesor Alberto Methol Ferré, entre otros, señalan un camino que recién estamos comenzando a transitar, y que en líneas generales compartimos.
Quiere decir que Uruguay posee un enorme bagaje doctrinario e histórico en los menesteres de la unidad e integración latinoamericana. Todas las fuerzas políticas de nuestro país tienen prohombres y antecedentes en esta materia, en mayor o menor grado y, por lo tanto, no puede ser un gran problema resolver este tipo de proyecto que implica un ámbito de integración de diferente naturaleza a la de ALALC, a la de ALADI o aun a la del Grupo de Río, a la del MERCOSUR, a la de la OEA y a la del PARLATINO, por mencionar fundamentalmente los organismos que integra nuestro país.
Tal como se consigna en el Mensaje del Poder Ejecutivo, UNASUR, denominada en sus inicios Comunidad Sudamericana de Naciones, se fue proyectando en una serie de cumbres presidenciales: Brasilia 2000, Guayaquil 2002 y Cuzco 2004.
Quiere decir, entonces, que, obedeciendo a la lógica de los tiempos de la integración, las cosas no son tan vertiginosas como parecen.
Voy a leer, señora Presidenta, la nómina de algunos de los Presidentes que sentaron las bases de la UNASUR en aquella cumbre de Brasilia. Es interesante pues obliga a la reflexión. Por Brasil fue Fernando Henrique Cardoso; por Perú, Alberto Fujimori; por Bolivia, Hugo Banzer; por Chile, Ricardo Lagos; por Colombia, Andrés Pastrana; por Venezuela, Hugo Chávez; por Uruguay, el doctor Jorge Batlle, etcétera.
Luego de 2004, el mapa político cambió en América del Sur y se procedió a intentar crear ámbitos integracionistas. Fue así que Tabaré Vázquez, como Presidente de la República, dio continuidad a una tendencia de consolidación de la democracia y de otros ámbitos de integración en el comercio y buscando la inserción de nuestro continente a nivel global, la infraestructura de integración, el combate a las drogas ilícitas y delitos conexos, la información, el conocimiento y la tecnología. Todos estos fueron tópicos abordados en las instancias primarias de UNASUR y compartidas por aquellos que signaron este proyecto de Tratado Constitutivo de UNASUR en aquella recordada Declaración de Brasilia que contaba con sesenta y dos puntos.
Voy a leer dos o tres principios fundamentales expuestos en el acto fundacional de Brasilia 2000. Me voy a referir al capítulo de la democracia: "La consolidación de la democracia y de la paz en toda la región está en la raíz de la aproximación histórica entre los países de América del Sur y de la superación, por medio de soluciones negociadas, de disputas entre naciones hermanas. La plena vigencia de las instituciones democráticas representa así una condición esencial para el fortalecimiento de los procesos de integración regional. El amplio intercambio de ideas ocurrido durante la Reunión de Brasilia fortaleció el compromiso común irrenunciable con la democracia, la paz y la integración.- La democracia representativa es el fundamento de la legitimidad de los sistemas políticos y la condición indispensable para la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región. Es indispensable estimular la participación efectiva, ética y responsable de los ciudadanos y de sus organizaciones en la democracia; contribuir a la modernización y al fortalecimiento de los partidos políticos; promover la participación de las organizaciones civiles y su contribución en el debate de los temas de interés público; ampliar el acceso a la justicia a los pueblos de los países de América del Sur; garantizar el mantenimiento de procesos electorales libres, periódicos, transparentes, justos y pluralistas, basados en el sufragio secreto y universal; y estimular el fortalecimiento institucional de los procesos electorales mediante el uso de tecnologías avanzadas de informática.- Los Jefes de Estado coincidieron en que la democracia en América del Sur debe ser reforzada con la permanente promoción y defensa del estado de derecho; la aplicación eficiente de los principios de buena gobernanza; transparencia de las instituciones públicas y de los procesos de definición de políticas públicas; combate a la corrupción por medio de medidas legales, administrativas y políticas; reformas y perfeccionamiento de los servicios judiciales, con el objeto de consolidar sistemas más eficaces, transparentes y de amplio acceso para los habitantes de los países suramericanos; acceso libre a la información sobre las actividades de autoridades públicas, así como a los recursos administrativos; y aumento de los niveles de competencia y promoción de la ética y profesionalismo dentro del servicio público.- Los Jefes de Estado subrayaron la importancia del 'compromiso democrático' del MERCOSUR, Bolivia y Chile, formalizado por el Protocolo de Ushuaia, de julio de 1998, y del Protocolo Adicional al Acuerdo de Cartagena sobre el 'Compromiso de la Comunidad Andina con la Democracia'. Se trata de dos garantías adicionales para la estabilidad política y la continuidad institucional en América del Sur. Inspirados por esos precedentes, decidieron que el mantenimiento del estado de derecho y el pleno respeto al régimen democrático en cada uno de los doce países de la región constituyen un objetivo y un compromiso compartidos, tornándose desde hoy condición para la participación en futuros encuentros suramericanos. Respetando los mecanismos de carácter regional existentes, acordaron, en ese sentido, realizar consultas políticas en caso de amenaza de ruptura del orden democrático en América del Sur".
Señora Presidenta: seguramente la experiencia de los años setenta incidió en los Presidentes de aquel entonces, en la Cumbre de Brasilia, y lo sigue haciendo, como sucedió en la Cumbre de Cuzco y en la de Guayaquil. Estos son los antecedentes de este proyecto de UNASUR, que asumieron los Presidentes que signaron este proyecto en 2005, entre ellos nuestro ex Presidente, el apreciado compañero Tabaré Vázquez.
Estas son precauciones existenciales de UNASUR y de todo el contexto continental frente al tema de la democracia. Damos por suficientemente tratado este asunto porque, como dije antes, la Declaración de Brasilia presenta sesenta y dos puntos de variado orden.
Adquiere importancia capital que en ese proceso en el año 2002 se emitiera una declaración plenamente vigente: la Declaración sobre zona de paz suramericana. En nombre de Uruguay, esa Declaración fue firmada por el entonces Vicepresidente de la República, profesor Luis Hierro López, y compartida por todo el estamento político nacional.
Podría seguir extendiéndome en datos que certifican el dinamismo del proceso de integración, como un ámbito de permanente reencuentro de nuestros países, que conforman un continente con grandes posibilidades materiales pero que sigue siendo un lugar donde se expresan las mayores inequidades del mundo. Contra ello, de un modo u otro, debemos trabajar activamente en estos ámbitos de integración.
Es necesario abordar los antecedentes mencionados que con los modernos medios de comunicación están al alcance de todos para comprender los móviles filosóficos y políticos que van empujando el proceso de integración continental en el diseño que plantean nuestros países por medio de la UNASUR.
Antes de entrar en los ar¬tículos, debo dejar constancia de que no conocemos la razón por la cual Brasil no ha ratificado el Tratado de la UNASUR. Creo que después del 1º de enero, cuando asuman las nuevas autoridades, Brasil habrá de avanzar en este sentido. Es verdad que hace un año y medio que ese país está sumido en una campaña electoral cuyos resultados se conocieron hace pocos días.
También aclaro que no me gustaría aprobarlo en función de Brasil. Es más adecuado que cada país se dé su tiempo, tal como hemos hecho en este Parlamento.
Como ya dije, al día de hoy han ratificado este Tratado Bolivia, Ecuador, Guyana, Venezuela, Perú, Argentina, Chile y, hace pocos días, Surinam. Estos países suman ocho y quizás Uruguay se pueda convertir en el noveno y, por lo tanto, el Tratado entrará vigencia en consonancia con lo que dice el ar¬tículo 26. En este ar¬tículo se establece que el Tratado entrará en vigencia treinta días después de la fecha de recepción del noveno instrumento de ratificación. Estos serán depositados ante el Gobierno de la República de Ecuador.
Con respecto a Ecuador, quiero hacer un breve reconocimiento por su trabajo durante este año 2010 en el que, ejerciendo la Presidencia pro tempore de la UNASUR, logró colocarnos en la puerta de entrada en vigencia de este Tratado Constitutivo.
Ya refiriéndome al articulado, quiero decir que en el artículo 1º se establece que se decide constituir UNASUR como una organización con personalidad jurídica internacional. En el artículo 2º se define a UNASUR como un espacio de integración y unión entre los pueblos sudamericanos, tanto en lo cultural, social, económico y político. Las políticas sociales, la educación, la energía, son todos aspectos con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía y la independencia de los Estados.
En el artículo 3º se fijan los objetivos específicos, señalados en una larga lista de acciones que conforman el presupuesto programático de UNASUR.
El artículo 4º nos plantea la estructura institucional del organismo.
El artículo 5º presenta el desarrollo de la mencionada institucionalidad.
El artículo 6º determina que el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno es el órgano máximo, detallándose las atribuciones respectivas.
En cuanto a la Presidencia Pro Tempore que establece el artículo 7º, será ejercida sucesivamente por cada uno de los Estados Miembros en orden alfabético, por períodos anuales; también allí se señalan las atribuciones correspondientes.
El artículo 8º refiere a las atribuciones del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores.
Lo mismo sucede para el Consejo de Delegadas y Delegados en el artículo 9º.
La Secretaría General, de la que tanto se habla en estos días, deberá llenar la vacante que dejó el fallecimiento del doctor Néstor Kirchner. Se trata de un órgano que ejecuta los mandatos que le confieren los organismos de UNASUR, ejerce su representación por delegación expresa y tiene su sede en Quito. El cargo será designado por el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno a propuesta del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores por un período de dos años, renovable por una sola vez, no pudiendo ser sucedido por una persona de la misma nacionalidad. Las fuentes jurídicas son el propio Tratado Constitutivo, documentos adicionales aquí referidos y las disposiciones y resoluciones que vayan generando las instituciones de UNASUR.
El artículo 12 establece claramente que el modo de adopción de la normativa de UNASUR será por consenso, o sea, por consentimiento de todos, estando presentes al menos tres cuartos de los Estados Miembros. Las decisiones del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno y las resoluciones del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores que se acuerden sin la presencia de todos los Estados Miembros, serán consultadas a estos, los que deberán pronunciarse en un plazo de treinta días.
Otros aspectos de este artículo también delimitan prerrogativas.
El artículo 13 refiere a la adopción de políticas, creación de instituciones, organizaciones y programas. A mi modo de ver, es importante el quinto párrafo de esta disposición, dado que abre posibilidades para los ritmos nacionales en cuanto a la adopción de la materia que aborda el artículo. La parte que deseo subrayar expresa que: "Cualquier Estado Miembro podrá eximirse de aplicar total o parcialmente una política aprobada, sea por tiempo definido o indefinido, sin que ello impida su posterior incorporación total o parcial a la misma. En el caso de las instituciones, organizaciones o programas que se creen, cualquiera de los Estados Miembros podrá participar como observador o eximirse total o parcialmente de participar por tiempo definido o indefinido".
El artículo 14 es una disposición programática sobre el diálogo político, y lo que se persigue es un factor de armonía y respeto mutuo en pos de la estabilidad regional, de la preservación de los valores democráticos y la promoción de los derechos humanos.
UNASUR mantendrá relaciones con terceros dentro de lo que estipula el artículo 15.
El financiamiento a que refiere el artículo 16 será en base a cuotas diferenciadas de los Estados Miembros, y se tomará en cuenta su capacidad económica, la responsabilidad común y el principio de equidad.
De manera similar a otros procesos de integración que se dan en el continente americano, el presente Tratado prevé la constitución de un Parlamento Suramericano, cuya sede será la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Y tal como reza el artículo 17, ello será materia de un Protocolo Adicional del presente Tratado.
A esos efectos, el Artículo Transitorio, al final del presente Tratado, conviene que oportunamente las partes designarán una Comisión Especial, coordinada por el Consejo de Delegadas y Delegados, que se integrará con representantes de los Parlamentos nacionales, subregionales y regionales, cuya misión será proyectar el Protocolo Adicional mencionado, que deberá establecer la composición, atribuciones y funcionamiento del citado Parlamento.
El artículo 18 establece la participación ciudadana como un valor a promover en aras de la integración y unión de los pueblos suramericanos. El tono programático quedará en manos de UNASUR y los Estados Parte, y se materializará en la construcción de mecanismos y espacios respectivos para el eficaz cumplimiento de lo que se encomienda.
Los artículos 19 y 20 también merecen algún comentario. Cuando este asunto fue tratado en el año 2009 en el Senado y, hace pocas semanas, en la Comisión del ramo de la Cámara de Diputados, los señores legisladores mostraron preocupación y curiosidad acerca de una UNASUR donde no estaba México.
El artículo 19 prevé un estatus de "Estados Asociados de UNASUR" para los demás Estados de América Latina y El Caribe que soliciten su participación como tales, y para ello se deberá contar con la aprobación del Consejo de Jefas y Jefes de Estado de Gobierno. Y los derechos y obligaciones de los Estados Asociados, serán reglamentados.
El artículo 20 es una disposición que complementa al ar¬tículo 19, y propone que los Estados Asociados podrán alcanzar la categoría de Estados Miembros, lo que entrará en vigencia a partir del quinto año de entrada en vigor del presente Tratado Constitutivo.
A esos efectos, el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno podrá examinar solicitudes de adhesión como Estados Miembros por parte de Estados Asociados que posean esa calidad por cuatro años. La solución de diferencias de este Tratado queda preferentemente remitida a un ámbito político de negociación directa.
Señora Presidenta: creo que estos son los puntos a destacar del articulado.
Estamos ante una determinación de carácter continental, que fortalece el multilateralismo y la unidad latinoamericana. Siempre hemos escuchado cuestionamientos sobre los procesos de integración; sin embargo, en el curso de los años estos van avanzando. Todos sabemos que la integración forma parte de nuestro Uruguay, pero no perdemos de vista nuestra individualidad jurídica y soberana.
UNASUR en la historia reciente ya ha prestado grandes servicios a nuestro continente. Sin ir más lejos, las acciones de Buenos Aires, cerrando filas contra la intentona golpista fascista en Ecuador, demuestran la eficacia de proseguir desarrollando UNASUR.
Hemos dicho en más de una oportunidad que los procesos de integración deben ser atendidos con una pizca de idealismo, otra de realismo, con ideas claras sobre los intereses propios y ajenos y con un gran tazón de paciencia.
UNASUR posee una estructura que permite que las Partes vayan en la dirección integradora a su propio ritmo, pudiendo actuar de diferentes formas, inclusive como observadores. Allí también se tienden cabos a América Central y El Caribe. Es un rumbo general, marco como se estila decir hoy de una América Latina a la que entre todos debemos transformar y ayudar a que se incorpore y pase a ser un actor de peso en el concierto internacional.
A mi criterio y al de la mayoría de la Comisión y de esta Cámara, Uruguay no puede ni debe quedar debajo de la mesa en estas instancias. Somos un hecho internacional y ese mundo es y será nuestra mejor salvaguarda.
Señora Presidenta: sin mengua de los restantes informes que habrán de proveer los señores legisladores, en nombre de la mayoría de los miembros de la Comisión de Asuntos Internacionales de esta Cámara, solicitamos al plenario el beneficio de la aprobación de este Tratado.
Es cuanto queríamos manifestar.
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