lunes, 29 de octubre de 2012

Mujica y el Mercosur



José Mujica: "Retos y desafíos para el Mercosur". Discurso pronunciado en las Segundas Jornadas Internacionales de CEFIR, setiembre de 2012.







Orígenes del Mercosur:

  • Queridos compañeros, a los cuales algunos conozco bastante, otros no tanto, pero vamos andando. El hecho es que esto que llamamos Mercosur arrancó en un momento de la historia y, naturalmente, tenía que usar la ropa de ese momento, la moda de ese momento, porque no se iba a vestir con ropa de otro tiempo. Obviamente, en ese momento cundían, con crudeza, el credo neoliberal, las corrientes monetaristas, la primacía, en el campo ideológico, del valor sacrosanto del mercado como elemento determinante. Y el Mercosur lo va a expresar en alguna forma. No podía despojarse de su tiempo ni de su época.


  • Yo no me voy a detener en la nomenclatura pero era bastante ilustrativa. Los señores presidentes que en aquel momento manejaban los países que lo conformaban -y tampoco me quiero olvidar de que había un previo acuerdo República Argentina-Brasil del cual algunos mas pequeños nos colgamos ahí, en medio de la carrera, tras la necesidad de no quedar aislados. Y esta respuesta, a casi cualquiera fuera la corriente ideológica que se tuviera -y vaya que se tenía- el hecho que rompía los ojos, que estábamos en un mundo que era liberal para venderte pero no para comprar y el gran problema era vender y necesitábamos construir una utopía que nos asegurara creciente mercado o la posibilidad.


  • Yo recuerdo cosas fantásticas. El tener memoria a veces es un problema. Un señor ministro de agricultura de aquella época de este país, que no voy a tener el mal gusto de nombrarlo, decía en la Comisión de Fomento Rural de Rincón del Cerro: “Ahora, con la mitad del Uruguay plantado de frutillas no alcanza para la demanda que vamos a tener”. Como si las masas famélicas del Mercosur estuvieran esperando de brazos abiertos nuestros ubérrimos cajones de tomates y etc. etc. que le íbamos a vender. Los hombres para vivir necesitamos utopías. Nos agarramos de un fierro caliente. El problema es que estaba entre un núcleo de paisanos que no sabían nada de política exterior pero sabían de frutillas. Y cundo el hombre dijo así lo miraron: “Este está loco” – dijeron- porque se precisa una República Argentina entera juntando frutillas para juntar las frutillas que pudiera tener la mitad del Uruguay plantado, o cosa por el estilo.


  • ¿Por qué me detengo en esto? Porque seguramente le atribuimos, desde un lado y desde el otro, poder mágico, una expectativa cuasi mágica a eso que echaba a andar y que llamábamos Mercosur. Como tantas veces en la historia, empezaron a pasar los años y la magia no vino. Y empezó el camino de los reproches. Es que le estábamos pidiendo una solución, por el hecho de empezar a construir, a lo sumo, el intento de una Unión Aduanera. Y lo hacíamos con una mentalidad netamente fenicia: ¿cuánto te vendo y cuánto me vendes tú?; linda manera de construir un espacio. Pero era el reino de la época. En realidad, lo más fundamental era la construcción de economía. ¡Cómo si la integración es apenas un fenómeno de integración económica o de relaciones económicas! Y dejamos por el camino, en primer término, la política; en segundo término, la cultura y la ciencia, reduciendo un espacio de integración a un espacio comercial.


Problemas y desafíos actuales del Mercosur:

  • Han pasado unos cuantos años. Hoy podemos hacer un balance de críticas que se le hacen al Mercosur y no le colocamos lo que tendríamos que colocar en el haber ¡Pobre de nosotros si no existiera! Con todas las mataduras que tiene y con todos los defectos que tiene. Pero, ¿dónde están los defectos? Están en que aquella misma magia, aquella esperanza, construyó un andamiaje jurídico al cual hoy no respetamos, prácticamente es como si no existiera y tendríamos que hacernos la pregunta ¿por qué? Y, PORQUE NO NOS SIRVE. Nos tenemos que dar cuenta de que las leyes están para servir a los hombres y cuando dejan de servirlos van quedando en la biblioteca de los conocimientos arcaicos y hay que hacer nuevas cosas y no vivir a regañadientes con una realidad que no va a cambiar por los rezongos que tengamos.
Entonces, ¿Hay una crisis de carácter jurídico? Sí, sí la hay. No hay ningún organismo que respetemos ni que cumpla a cabal (¿) Pero el Mercosur existe; el intercambio existe; va caminando.

  • Y hay otros desafíos por delante, porque ya el problema no es el Mercosur  El problema es la integración. El Mercosur es, en todo caso, en nuestra humilde opinión, un centro importante de nuclear a América en derredor de la Amazonia, entendiendo el porvenir como el desarrollo de este continente que tiene un eje principal en un país de carácter colosal que va a ser, ¡y tonto de nosotros si no lo logramos! que todo ese espacio tenga incidencia económica, política, social y cultural.



  • Entonces, salir de la balcanización es difícil. El Estado Nacional está jugando en toda nuestra formación y el salir de la balcanización para algunos, y esto es muy claro, por eso las limitaciones que tuvo de entrada, una unión aduanera y no más, un negocio comercial y no más. ¡Nada de integración! ¡De integración no porque parece que es una ofensa a la Patria! En mi humilde opinión. Y yo creo que es al revés: la existencia de nuestra Patria tiene sentido si tiene un alero protector común que es la política de integración. Si no ¿cuál es el destino de nuestras Repúblicas en lo que va a ser el mundo que va a venir -que yo no voy a estar por obvias razones de edad-  pero que es notorio que se aglutina cada vez tácitamente en unidades de carácter mayor, en espacios que son hasta multinacionales? Porque, ¡coño! Yo tengo fresca mi memoria. Estuve hace cuarenta años en China, en la época de Mao todavía. Eso es un Estado multinacional. Había lugares en que me ponían siete tipos para traducir ¡vaya a saber lo qué decían! Con los respectivos Comités Centrales entre medio. ¡Pero eso es China! Un Estado Multinacional, y la India es un Estado Multinacional y Europa ¿Qué es? Y ¿Qué vamos a hacer los latinoamericanos? ¿Cómo, cómo va a ser el futuro de los latinoamericanos?


  • Entonces, hablar de Mercosur  y no hablar de integración, quedarse con una receta y decir “vamos a construir un negocio para vender unas pilchas más y yo remarco los  rollos de rezaga china y a ver si te los cuelo por ahí y vos te los comes y pim pam”. No…No… Ahora, naturalmente, la historia, los intereses particulares, están operando. Y están operando otras cosas. Hay otras visiones y hay unas luchas de intereses. Lo que nosotros hemos levantado humildemente, diplomáticamente con esta ventaja de ser pequeños,-nadie va a desconfiar del imperialismo uruguayo- y eso a uno le permite decir lo que piensa.

Alianza del Pacífico y ALBA

  • Pero sino me gusta la Alianza del Pacifico porque tira para aquel lado y tiene unos socios poderosos, ¡cuanto más lejos estemos, más a favor de esa visión jugamos! Y creo que donde se esté discutiendo integración y juntarse, ¡Hay que estar y no dar un centímetro! Porque ésta es una batalla de carácter estratégico.


  • Uno tiene sus definiciones, pero tampoco debe de abandonar el campo de los otros porque el mundo no cambia por los reproches, o por nuestros pareceres. El mundo cambia por la construcción de realidades políticas y económicas. Y yo no quiero separar lo económico de lo político.


  • Y donde se esté discutiendo la integración, mi pequeño país, debe ir, debe estar presente como observador en el Pacífico y tiene que estar como observador en el ALBA. Y si mañana hay algo en la Antártida, ¡Tiene que estar en la Antártida! Aunque sea para ganarse el derecho de reprocharle a Brasil ¿Por qué no vas tu? Tú, país continental ¡¿Cómo no vas a luchar por asegurar una salida al Pacifico?!

El rol de la política en el proceso de integración:

  • Acá toda la gesta del Mercosur ha venido disminuyendo el papel que tiene la política, y no creo en ningún fenómeno de integración de largo plazo si no interviene la política. La economía, por sí sola, no crea arquetipo de sociedad. Los crea cuando es capaz de insuflar el viento de la política, le pone llama, y si no, no hay construcción. Entonces, y porque estoy convencido de eso, no se puede construir sin la colaboración de la economía y sin el intento de tratar de interpretarla, pero no hay construcción con economía sólo, si no interviene la voluntad organizada de los hombres que se llama política. Y entonces acá hay una lucha política y una lucha de ideas. No debo dejar ninguna reunión, ningún evento internacional donde se están jugando sistemas de alianzas y de juntarse América Latina, donde no estemos terciando con lo que pensamos y tratando de juntar aliados y de poner fuerza a favor de lo que pensamos.

El rol de Brasil y Argentina:

  • ¡Pero lo tiene que hacer en primer término Brasil! En segundo término, Argentina, los grandes. No tienen que hacer pero tienen que cargar con su responsabilidad porque acá hay un papel de vanguardizar y no podemos dejar a Brasil acorralado en su grandeza con la libertad de mirar para adentro. Este problema lo han tenido muchas grandes potencias en su historia, a lo largo de su historia Brasil tiene una responsabilidad que tiene que asumir ¡debe de asumir! ¡Y tenemos que pincharlo para que la asuma! ¡Porque nosotros los precisamos! También él nos precisa ¿por qué? Porque el desbalance es enorme. Llegamos demasiado tarde y el mundo desarrollado ha acumulado, sobretodo, una ventaja científico-tecnológica enorme que necesita un esfuerzo muy serio de nuestra parte. Entonces, esta lucha va en varios planos. 

El rol de la burguesía:

  • Estuve en una cena con tres o cuatros puntos del PBI brasileño. Unos señores importantes de San Pablo. No les fui a pedir. Yo soy un hombre con convicciones socialistas pero ni se me ocurrió trasvasar un mensaje de carácter socialista. No… pero que se ubiquen, no estamos en tiempo de colonización. Estamos en el tiempo de recrear, de multiplicar, vengan en esta parte de América a buscar aliados, creen, ¡Ayuden a crear el sistema de empresas multinacionales que nos incluya! ¡Qué nos incluyan a esta parte! ¡No es tiempo de fagocitar! Es tiempo de ganar aliados, que es distinto.
  • La burguesía tiene también que cumplir su papel. ¡Y claro! Si somos subdesarrollados tenemos una burguesía. “Arreglado el carro son las estacas” -dicen los paisanos- Naturalmente, pero también allí hay que combatir en ese plano.

El nacionalismo

  • Y finalmente, en todos los gobiernos existen brotes de carácter nacionalista, en los momentos de crisis un poco híper proteccionistas. Nos cuesta reaccionar como un todo y tenemos las contradicciones nacionales. Si un viaje de arroz va para Brasil ¡Paaaf! Va a haber gente ahí nomás en Río Grande que se ofende por el viaje de arroz que va. Y generar una cultura, no te defiendas (¿) por el viaje de arroz de acá, es de otra cosa que nos tenemos que defender, mira más para afuera. Ahora somos uno. Cuesta insuflar eso.

El rol de la cultura y la ciencia:

  • Y cuesta cuando la máquina cultural no funciona porque nos planteamos hacer negocios entre nosotros y las universidades ni se trata, la academia ni se trata. De vez en cuando se ve en un evento como éstos. Pero si no juntamos la academia, no juntamos la ciencia, no juntamos la cultura, no tenemos material cementante. Esto también es una construcción cultural; necesita una construcción cultural paralela. No creo en la magia que la economía por sí sola va a resolver. Porque ninguna parte resuelve sólo la economía.

El  Mercosur actualmente:

  • Entonces, ¿cómo veo yo al Mercosur? El Mercosur para mí es apenas un tránsito para una cosa que tiene que progresar y que tiene que aumentar y el Mercosur andará bien para que hagan cola para entrar y para entrar les tiene que convenir y convenir significa que hay que tener un marco de generosidad y quienes son más fuertes tienen que entender que ¡El que es más fuerte paga la cena! Pero recoge la siembra. En el largo plazo construye poder, poder del verdadero; no del que se arranca sino del que se concede que es otra historia.


  • ¿Que es fácil? No tiene nada de fácil. Tantas veces hemos ido en América Latina al fracaso… No hay nada predeterminado. Pero no puede haber historia si no germina en la cabeza. No… La historia no se construye por generación espontánea o por el destilamiento de la voluntad de los dioses. ¡No! ¡Hay que construirla con una parte de voluntad humana que trata de interpretar lo mejor posible la realidad y que tiene un rumbo! Eso se llama la política.


  • Estamos hoy en un momento distinto. Muy distinto a como se fundó el Mercosur  No tenemos muy claro lo que tenemos que hacer, pero tenemos ciertas identidades. Hay una tendencia de un conjunto de gobiernos a luchar por repartir mejor en un continente tremendamente injusto. Hay una preocupación, y esto cunde por toda América Latina. Es como si tenemos conciencia creciente de la desigualdad que tiene nuestro continente y ésa es una preocupación casi común por todas partes.


  • Pienso que estos años no han sido en vano. Creo que tenemos que ser mucho más simples, más modestos; creo que tenemos que tener siempre una tranquera abierta. El Mercosur no es ningún proyecto terminado, aquí la terminación es la integración.


  • Necesitamos darle respuesta al corazón de América: a Paraguay, a Bolivia, ¡Tienen que salir al mar! Es decir, tenemos un conjunto de problemas que son cruciales. Vale la pena construir eso. Nuestro proyecto, nuestro sueño de que el próximo gobierno pueda tener funcionando el Puerto de Aguas Profundas, sinceramente ¡no es con una visión uruguaya! ¡Es con una visión integradora! ¡Al Uruguay le queda grande eso! ¡Eso tiene que ser un puerto para toda la región! Porque también la construcción material debe de ayudar a la integración. El empalme de los trenes, el empalme ferroviario ¡El trabajar para tener un sistema eléctrico común algún día, en toda la región! Etc. Nos va y nos debe acercar cada vez más.

El rol de los pueblos:

  • Me cuesta mucho reducir esto a un fenómeno técnico. No es que lo técnico no tenga participación y una importancia superlativa, pero no alcanza. No va a alcanzar. ¿Y dónde está la gran limitante? La gran limitante que tenemos y fundamentalmente es una responsabilidad colectiva de las fuerzas progresistas de nuestra América Latina: ¡Los fenómenos de integración no son fenómenos de masa! No son fenómenos que llenen multitudes, que sacudan a los pueblos, que toquen las grandes subjetividades. Y no se puede hacer historia, no se puede ni siquiera historieta, si no se tiene la capacidad de que participen las grandes masas. Entonces creo que hay un papel de la política en todo esto enorme, y de enorme contenido.
  • Siempre ha habido francotiradores a lo largo de la historia de América Latina. Tenemos los mejores francotiradores, probablemente en los últimos doscientos años, abanderados. No, no, pero esta no es una cuestión de francotiradores ¡Es una cuestión de masas! Y por lo tanto debiera de componer la esencialidad como factor de toda una generación, de una época y de un tiempo que significan las voluntades, la gente progresista, y ese fenómeno sí que merece una altísima discusión. Porque de lo contrario nosotros creeríamos que la gente que lee cuatro diarios al día y se reúne, es la que conforma el desarrollo humano y el progreso humano. Es demasiado, me parece demasiado engreída esa visión. Hay que tener un sentido de humildad estratégica. El papel que tiene el convencimiento del hombre de la calle, que al final es el único que da fuerza real. Entonces, la tarea creo que no es simple.

El rol del Estado:

  • Ya no creemos que el mercado es infinito y es todo y nos da todas las respuestas. Hemos entrado a revalorizar el papel del Estado sin creerlo tampoco que es la piedra filosofal y que tiene todas las respuestas. Pero sabemos que necesitamos cierto margen de regulación y de intervención del Estado, si queremos asegurar la distribución de la riqueza.

Capitalismo y Socialismo:

  • Sabemos otro conjunto de cosas que se fueron incorporando. Tenemos dentro de nosotros una respuesta inconclusa ¿Cuáles son los caminos futuros de construcción del socialismo? No la podemos tener clara. Ése es el desafío que tiene nuestro tiempo y que tendrán las generaciones que vienen. Quisimos cortar por muchos atajos y la historia nos rompió los dientes. Pero a muchos de nosotros, tercamente, no nos convence el capitalismo y cada día que pasa nos convence menos. Será que somos enfermizos utópicos, pero tampoco tenemos respuesta.


  • Ahora bien, ¿qué hacemos? ¿Nos sentamos en el cordón de la vereda a esperar de tener esas respuesta o vamos luchando, un poco de noche y otro poco de día, construyendo ciertas realidades? No nos desentendemos de los problemas que tienen las grandes masas todos los días que tienen que comer, que tienen que instruirse, que hay que pelear por la salud y eso, en sociedades como las nuestras, es luchar a brazo partido para que el capitalismo, con todo sus defectos, funcione. Aunque a uno no lo convenza, pero tampoco tiene derecho a decirle a las grande masas “espera, que dentro de cien años o no se cuándo vendrá un mundo que va a ser mejor y te va a solucionar los problemas porque nos va a dar respuestas como el tan viejo (¿) tengo que pagar la luz a fin de mes”.


  • Es decir, si queremos estar conectados a la fuerza, la batería son los pueblos, les tenemos que atender y desvivirnos por los problemas que tiene la gente ¡Pero es miserable quedarse en eso! Y si no tenemos respuesta de carácter superior, sí lo que tenemos que tener claro es que en el mundo, para donde va este mundo, atomizado, no somos otra cosa que una hoja al viento y que nuestro deber de luchar por una integración de este continente tiene enormes dificultades. Pero es una necesidad de carácter histórico intransferible.

Ingreso de Venezuela al Mercosur:

  • Bueno, aunque no soy muy ordenado, no traje ningún esquema, me estuve entreteniendo con otras cosas, más burdas, eso es lo que pienso y por eso lucho y esto es ser presa de muy diversos planos. Yo no tengo problemas de decírselo a ustedes. Se lo dije a la Embajadora americana el otro día: yo decidí la entrada de Venezuela, ¿sabe por qué? Porque entre otras cosas, entre otras cosas, en ese momento el Presidente Chávez, que tiene una figura de un peso colosal, todos sabíamos que estaba muy enfermo y uno tiene derecho a desconfiar mirando para adelante ¡Qué san quintín se puede armar si este hombre no está, en un país petrolero! Porque yo en los últimos años lo único que he visto es que a los países petroleros ¡Se la dan! Y después vayan a hablar en ruso, en turco, en lo que quieran ¡Se la dan! Si precisan el petróleo. Ahhh… Si entra en el Mercosur  por ejemplo, algunas cosas tendremos que gritar, algún compromiso tendremos que gritar, porque no entendí que Venezuela entró al Mercosur ¡El Mercosur fue a respaldar a Venezuela! Que es otra historia. Esto es un camino de ida y de venida. No es que juntos seamos más potentes, pero no cabe duda que tenemos mucho más poder disuasivo y divididos de a uno, también diplomáticamente pesamos, menos.


  • Entonces, estas cosas hay que pensarlas, hay que pensarlas y hay que mirarlas hacia adelante. No se desprenda de lo que diga que toda la sociedad norteamericana sea intervencionista ni nada por el estilo. Lo que estoy diciendo es algo mucho más inteligente. Hay que ayudar a las partes no fascistoides que hay en sociedades grandes para que tengan manera también de evitar o de enfrentar, porque en la historia no sólo pasa lo que queremos; pasa también lo que dejamos hacer. Y con una visión larga estas cosas hay que verlas.

Asumir los riesgos de la integración:

  • Por eso, pienso que el acercamiento, la unidad, la construcción, la tolerancia interna, voy a ser mas claro. Yo no sé como piensa Piñera en un montón de cosas, o mejor dicho, sé como piensa Piñera, pero es  Presidente de Chile, de un país fenomenal y yo trato de ser amigo de Piñera, todo lo que pueda, y si porque tengo diferencias no voy a ser amigo ¡Acentúo la diferencia y les doy ventaja a los que tiran para el otro lado! ¡Es exactamente al revés! Esto es como el cojo que se prende a los garrones y no afloja. Porque si no, lo único que hacemos, es quedar en una posición intelectual no comprometida, ¡cómoda!, sin asumir los riesgos que tiene el duro debate histórico.


  • Es, en definitiva, ¡Hay que tomar partido hasta mancharse! Y pienso que la causa del acercamiento de los latinoamericanos es una causa de hondo contenido y vale la pena.

¡Gracias compañeros!


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