Hace muchísimos años, estando en la militancia del nacionalismo, le presentamos a la autoridad partidaria un proyecto que rotulé "Adolescencia Nacionalista". En el mismo básicamente se intentaba crear una categoría de militancia política que cubría la franja etaria de 13 a 17 años.
Si bien entre esas edades los adolescentes y jóvenes, al no haber cumplido la mayoría de edad no pueden sufragar en las elecciones nacionales, ¡cuántas otras cosas pueden hacer! Acordaremos con el lector que muchas de ellas llegan a adquirir una mayor trascendencia que el mismo acto de votar. Opciones de vida, como los estudios, relaciones familiares, sexuales, de paternidad, laborales... en fin, la lista es mayúscula. Es más que obvio que por ende están capacitados para iniciarse en la vida política, en el desarrollo de las ideas y por ello entendemos desde siempre que los Partidos Políticos deben abrir sus puertas.
El Frente Amplio con realismo, modernidad y sentido común no ha subestimado esa situación y estatutariamente ha habilitado a toda la ciudadanía a sufragar en sus elecciones internas a partir de los 14 años de edad.
En el sentido positivo del tema hemos leído un breve ensayo de Sendic, escrito a fines de los 80 titulado "La juventud y sus proyectos en la vida".
Cuando llega la adolescencia --decía Sendic-- "se destapa en el joven la facultad de valorar por sí mismo lo que está bien y lo que está mal, lo que es justo y lo que no lo es".
Es que a esa edad, la de un despertar general, el joven adolescente todo lo valora, tanto el pasado como el presente, y lo que es peor para las visiones y mentalidades conservadoras "rectificando en muchos casos los juicios que le inculcaron en la infancia".
Tal como me decía un viejo y sapiente profesor en mis años de estudiante, "querer detener a la juventud es como pretender detener el agua torrentosa con las manos".
Con este tema los frenteamplistas podemos estar tranquilos, en verdad nos asiste la razón desde todo punto de vista. Basta como ejemplo histórico aquel gesto enorme de los hijos de Aparicio Saravia acompañando a su padre a la revolución. Y viene como anillo al dedo recordar que entre aquella prole heroica también marchaba un joven de 14 años (¡).
Es que para servir a la patria, a las libertades, a la democracia, a los partidos políticos y a la justicia, no solo se lo puede hacer sino que es necesario hacerlo desde la más temprana edad. El intelecto, las preferencias partidarias, el gusto y amor por las ideas políticas y filosóficas sin duda que despiertan mucho antes de los 18 años.
Por ello el Frente ha tomado desde mucho tiempo atrás una sana medida política, que lo pone en una posición avanzada frente a los restantes partidos políticos del Uruguay.
Diputado Rubén Martínez Huelmo
Artículo publicado en el diario "La República", Sábado, 18 de noviembre, 2006
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