martes, 12 de abril de 2005

Restitución del Pabellón Nacional requisado como trofeo de guerra en la toma de Paysandú.

Exposición del señor Representante Ruben Martínez Huelmo a los Ministerios de Educación y Cultura, y por su intermedio al Museo Histórico Nacional; y de Relaciones Exteriores; y a todas las Juntas Departamentales del país, referente a la restitución de un pabellón nacional que fuera llevado a Río de Janeiro como trofeo de guerra en ocasión de la toma de Paysandú. En sesión de Cámara 12 de abril de 2005.

"Montevideo, 12 de abril de 2005.

Señora Presidenta de la Cámara de Representantes, maestra Nora Castro.

Amparados en las facultades que nos confiere el artículo 155 del Reglamento de la Cámara de Representantes, solicitamos que se curse la presente exposición escrita al Ministerio de Educación y Cultura y, por su intermedio, al Museo Histórico Nacional; al Ministerio de Relaciones Exteriores, y a todas las Juntas Departamentales.

El 2 de enero de 1865, el marinero de la flota imperial de Brasil, Alejandro Jose da Silva, portando una bandera de su país subió a lo alto de la Iglesia Matriz de Paysandú y la colocó en sustitución de la 'branquilla oriental', como denominaban los brasileños a nuestro pabellón nacional. Ese hecho está relatado por el Almirante Joao do Prado Maia en la página 266 de su obra 'A Marinha de Guerra do Brasil na Colonia e no Imperio', y fue ratificado también por Orlando Ribero, quien participó en el campo sitiado, entre los defensores de Paysandú, cuando relata el momento en que fue 'arriada la bandera oriental que flameaba en la cúpula de la Iglesia enarbolando en su sustitución el pabellón auriverde' de Brasil. Ello está consignado en la crónica 'La Defensa de Paysandú' que Ribero escribiera años después del dramático 1865.

En febrero de ese mismo año -un mes después - se sabe que el Almirante y Vizconde de Tamandaré -Jefe de la escuadra que bombardeó Paysandú - brindó al emperador Pedro II una bandera oriental como trofeo de guerra.

Existe en nuestro Museo Histórico Nacional, una bandera a la que se le asigna ser la bandera nacional de las fuerzas que defendieron la ciudad de Paysandú en 1864-1865. Se trata de una bandera con un sol y franjas de tela de bayeta roja, superpuestas sobre las franjas celestes y cocidas con puntadas largas. Imposible que sea esa la 'branquilla oriental' arriada de la torre de la Iglesia, dado que no era práctica del Gobierno de Bernardo P. Berro adulterar el pabellón nacional, pues no se conoce denuncia alguna al respecto.

En realidad, se trata, sin lugar a dudas, de una bandera del bando florista aliado de Pedro II durante aquellos sucesos, en donde los orientales aliados de Brasil se distinguían en el combate de las fuerzas del Gobierno de la República de ese modo. Por lo tanto, la bandera de la defensa de Paysandú sigue cautiva en Brasil, desde que el Almirante Tamandaré la llevó a la corte de Río de Janeiro en febrero de 1865.

Han pasado 141 años de aquellos sucesos que marcaron la historia y la política uruguaya drásticamente. Aquello quedó en el pasado, sin embargo, no creemos sano ni procedente que cuando la región se encamina hacia construcciones institucionales comunes, en el camino integrador del Mercosur, el pabellón nacional de uno de los socios, esté en situación de trofeo de guerra de otro socio. Entendemos que el Ministerio de Educación y Cultura, el Museo Histórico Nacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores, deberían constatar esta situación a la que me estoy refiriendo, de modo que nuestra Cancillería, llegado el momento, se informe sobre el paradero de aquel glorioso símbolo nacional y solicite al Gobierno de la República Federativa del Brasil su devolución. Ello, en mérito a que se trata de un testimonio relevante de principios fundamentales sustentados por la República en el plano internacional como el de la 'no-intervención' y el de la defensa de la soberanía nacional.

Nos guía una intención de justicia histórica, nos anima el mayor espíritu de hermandad latinoamericana, radicado en la génesis de las relaciones con la nación del Norte, cuyo arquetipo fue aquel brasileño justiciero y amigo de Uruguay, José María da Silva -Barón de Río Branco- a quien invocamos para el buen fin de este asunto.

Ante esta preocupación existirán quienes puedan pensar que no es oportuno realizar este planteo, ante tantos problemas sociales y económicos que afronta nuestra nación. Por lo contrario, entendemos que los asuntos de reafirmación nacional hacen al quehacer cultural y espiritual del pueblo uruguayo y, por lo tanto, a su propia existencia sobre la faz de la Tierra y en el mapa de las naciones soberanas de América Latina.

Saludamos a la señora Presidenta muy atentamente. RUBÉN MARTÍNEZ HUELMO, Representante por Montevideo".

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