miércoles, 30 de agosto de 2006

Sobre el 25 de Agosto

Siempre habrá cosas más importantes de las que hablar cuando de fechas patrióticas se trata; sin embargo el tema anda boyando.

Hace poco un amigo de nacionalidad brasileña me preguntó cuál era mi opinión sobre la fecha del 25 de Agosto de 1825 y lo que ella representa para mí. Le respondí que mis sentimientos serían los mismos que él manifestaría si yo lo consultara sobre la fecha patria de Brasil.

Sin embargo le hice notar que en ello había diferencias sustanciales, pues cuando Brasil logra su independencia no lo hizo de mi país, y en el caso de Uruguay cuando logra independizarse, lo hace de Brasil.

Como bien se sabe, los hechos de 1825 son la culminación de un proceso que había comenzado en 1816, por el cual Portugal invade la Banda Oriental con la bendición del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, es decir Buenos Aires. De aquella conspiración para liquidar el sistema federal que impuso José Artigas y luego de la derrota militar del artiguismo, se produce la anexión a Portugal.

Cuando llega el año 1825, luego del glorioso 19 de Abril con Lavalleja a la cabeza, la Cruzada de los Treinta y Tres Orientales es el detonante para un alzamiento general de toda la campaña de la antigua Banda Oriental, y las consiguientes derrotas militares del Imperio de Brasil, que tras independizarse de Portugal lo había sucedido en la ocupación de estos territorios.

El 25 de Agosto de 1825, luego de trabajos preparatorios y de instalada la Sala de Diputados Orientales, ésta aprobó tres Leyes Constitucionales, una que declara la Independencia, la segunda que dispuso la unión de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata y la tercera que crea el Pabellón Nacional.

Fundamentalmente la primera Ley en su artículo primero, "Declara írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre todos los actos de incorporación, aclamaciones y juramentos arrancados a los pueblos de la Provincia Oriental por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y Brasil, que la han tiranizado, hollado y usurpado sus inalienables derechos, y sujetándola al yugo de un absoluto despotismo desde 1817 hasta el presente 1825".

En el segundo artículo se manifestaba que "En consecuencia de la antecedente declaración, reasumiendo la Provincia Oriental la plenitud de los derechos, libertades y prerrogativas inherentes a los demás pueblos de la tierra se declara de hecho y de derecho, libre e independiente de Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro del universo, y con amplio y pleno poder para darse las formas que en uso y ejercicio de su soberanía estime convenientes".

Pienso que todos los actos cumplidos en aquella fecha fijan sin duda, criterios en el sentido de pleno ejercicio de la Independencia.

Está de moda cuestionar esta fecha del 25 de Agosto y quienes lo hacen no perciben que los hechos de 1825 se concretan con el concurso del pueblo y con el ejercicio de las armas nacionales, en buen criollo con toda la carne encima del asador. Por lo tanto 1825 nos puso nuevamente en posición de decidir nuestro destino; es obvio que sin esos factores no hubiera sido posible ni la Convención Preliminar de Paz ni 1830.

En otro orden, en 1991 fui uno de los parlamentarios que aprobó el Tratado de Asunción que imponía el Mercosur. Lo hice con convicción, soy integracionista, comprendo el Mercosur como una herramienta a favor de nuestros pueblos. Quizás porque la mayoría de los uruguayos provenimos de la escuela de Don José Artigas, cuyo sistema federal es sin duda precursor y antecedente insoslayable del Mercosur. Ello surge muy nítidamente cuando se revisan las bases políticas, agrarias, educativas, aduaneras y económicas del sistema artiguista.

Creo por mi formación en una América Latina fuerte, integrada, que pueda defender su autodeterminación, su producción, su crisol cultural y racial y su democracia.

Comprendo y comparto que los grandes países como Brasil lideren la integración, pero con la puntualización que una cosa es la integración y muy otra es la anexión. Los hechos de 1825 serán siempre el límite, el exorcismo histórico ante el mundo pero fundamentalmente ante la región, pues ponen los puntos sobre las íes en materia de soberanía nacional uruguaya.

Sabido es que lo que sugiero es una constante, una tentación universal, que se da de la vecindad entre pequeños países y otros grandes desde todo punto de vista.

Más allá de reconocer la clásica hermandad con Brasil, nosotros, los orientales uruguayos, tenemos las obligación de cuidar el legado que hemos recibido y es bueno que se sepa permanentemente como llegamos a él.

Será fundamental entonces reconocernos a nosotros mismos en aquel 25 de Agosto de 1825, al que algunas propuestas pretendidamente imbuidas de rigor científico pretenden devaluar en su verdadero sentido político e internacional.

Cualquier fecha podría ser el fasto nacional, cualquier abstracción. ¿Por qué no? Pero el 25 de Agosto está en relación directa a hechos protagonizados por nuestro pueblo y este aspecto es central en la discusión.

Abundantes serían los ejemplos que ligan a José Artigas con el 25 de Agosto. Consigno uno de gran belleza: fue a fines de 1818 que Lavalleja cayó prisionero de las fuerzas del Gral. Curado y fue enviado a Rio de Janeiro y encerrado en una fortaleza. Antes de retirarse de la Banda Oriental, Artigas le entrega cuatro mil pesos al rochense Francisco de los Santos con orden de ponerlos en manos del futuro vencedor de Sarandí, para aliviar el infortunio de los patriotas presos en Brasil.

Ello fue un acto casi profético, intuitivo, de quien conoce a sus lugartenientes, de señalamiento sobre quién debía sustituirlo en su lucha contra el invasor. Y lo que no admite especulación alguna es que Lavalleja y los patriotas que lo secundaron, ese año de 1825 "se pusieron las pilas" y con tenacidad y guapeza nos dieron una patria lo más soberana que pudieron. Seguir esa nada fácil senda depende también de nosotros, habitantes del Uruguay del siglo XXI.

Diputado Rubén Martínez Huelmo

Artículo publicado en el diario "La República", Miércoles 30 de Agosto de 2006

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