lunes, 5 de diciembre de 2011

La campera de Mujica.

El pasado jueves (1/12/011) a la noche todos los medios de comunicación informaban la confirmación que los restos encontrados el 21 de octubre en el Batallón 14 correspondían al Maestro Julio Castro, desaparecido en el año 1977.



Durante todo el día viernes, el país entero conoció, consternado, el método que utilizó la dictadura militar para asesinar a Julio Castro. Solamente asimilable a lo que hacían los nazis en la segunda guerra mundial.

Luego, durante el fin de semana y hoy, lunes, algunos líderes de pacotilla han intentado hablar de otra cosa, y entonces se la agarran con la campera que se puso Mujica en la cumbre de la CELAC, buscando así relativizar la carga histórica y política que conllevan las particularidades del crimen del Maestro Julio Castro; que confirman la barbarie y la vesania a la que le abrió paso el golpe de estado incitado por el dictador Juan María Bordaberry.

Hoy, en plena conmemoración del Bicentenario artiguista, hay que recordar que se faltó a aquel principió del artiguismo enunciado en Las Piedras en 1811, para confirmar tristemente que no hubo clemencia para los vencidos.

El tiempo va pasando y mientras algunos minúsculos dirigentes políticos se dedican a hablar de la campera de Mujica, el Comandante en jefe del Ejército Pedro Aguerre, en un acto de grandeza que debemos reconocer (Comunicado de prensa del Ejercito Nacional – 5/2/2011) ha demostrado estar a la altura de las circunstancias.

Ese es el estilo que queremos para el futuro del Uruguay.


por Rubén Martínez Huelmo

Diputado del Espacio 609 - Participación Masoller


Foto: El Observador.

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