jueves, 8 de diciembre de 2011

Por sus fueros regresa el Parlamento del MERCOSUR.

Por Rubén Martínez Huelmo

Hasta el 31 de Diciembre del año 2010 era el plazo establecido por el Protocolo del
Parlamento del Mercosur por el que se permitía a sus legisladores miembros tener la
doble función como parlamentarios actuantes en los parlamentos nacionales.


A partir de esa fecha los Parlamentarios del Mercosur debían ser electos por la ciudadanía, pero como se sabe el único país que lo ha podido instrumentar es Paraguay, por lo tanto los legisladores de los restantes países quedaron inhabilitados para seguir actuando en el Parlamento Regional.
Hace pocos días, el Senado y la Cámara de Diputados finiquitaron el trámite legislativo que
habilita a la delegación de Uruguay a seguir actuando en el Parlamento del Mercosur, tal como
lo hemos puntualizado más arriba.

De acuerdo a la normativa aprobada, podremos seguir actuando de ese modo hasta el 31 de diciembre del año 2014, y a partir de allí los parlamentarios del Mercosur de Argentina, Brasil y
Uruguay deberá emerger de elección directa.

Sobre ese punto el porvenir dirá cuales son las posibilidades reales de cumplir con ese plazo,
en virtud que con realismo debemos consignar que la elección directa no es un tema que este
presente en la agenda de prioridades de los Partidos Políticos uruguayos.

Sin embargo ello no es merito para establecer un rasero sobre el cual podamos deducir que
todos los partidos políticos de Uruguay hemos actuado de idéntica manera ante la posibilidad
de desarrollar un parlamento regional.

Se trata de un organismo internacional en construcción, idea que ha sido llevada adelante por
una decisión de política internacional del Frente Amplio, con el prestigio internacional de la comunidad fundada por Seregni, la que ha sabido incorporar muchas vetas del pensamiento americanista de la historia de Uruguay y sostenida con las mayorías parlamentarias que la ciudadanía le ha confiado en el 2004 y 2009.

Queda claro entonces que es el Frente Amplio la única fuerza que sustenta la idea de este Parlamento regional, al cual en esta segunda etapa habrá que consolidarlo para luego pasar a examinar la posibilidad de elecciones directas de los futuros Parlamentarios.

En realidad si no hubiese sido por la firme voluntad política que ya hemos expresado, estaríamos fuera del proceso americanista de la integración regional y por ende de la institucionalidad que se viene intentando construir en los últimos anos.

Alcanza con recordar que el Protocolo Constitutivo del Parlamento del Mercosur se aprobó
tan solo con los votos del Frente Amplio. Aun aceptando que el proceso de integración es lento
y en oportunidades tortuoso, el gobierno del Frente Amplio ha mostrado gran fortaleza para
abrir caminos, negociando, dialogando, nunca ofreciendo “actitudes espejo” inconducentes e infructuosas.

Basando ello en el sabio presupuesto que solos poco y nada valemos, y que juntos podemos
establecer ámbitos que responsablemente salvaguarden la soberanía nacional, y simultáneamente podamos acompañar al conjunto regional y sudamericano hacia un mayor protagonismo global del continente que asegure un desarrollo integral para nuestros pueblos.
Cuando entramos al Mercosur en 1991, el ex Presidente Lacalle nos decía que “nos esperaban 200 millones de consumidores”.

Esa concepción facilonga e ilusa de la integración no es la que entiende el gobierno del Frente Amplio. El frenteamplismo sabe que no es tarea fácil, pero también comprende que el Uruguay internacional del futuro pasa por desplegar todo nuestro ingenio y mucho más para poder insertarnos en la integración, sin complejos y con personalidad.

Para ello este parlamento regional puede ser un instrumento positivo para empujar y enriquecer ese proceso, del que creemos no hay retorno, mal que les pese a sectores conservadores que apuestan a seguir manteniendo la fraudulenta balcanización decimonónica.

Como bien decía el Presidente de la Republica José “Pepe” Mujica refiriéndose al Parlamento del Mercosur el 11 de diciembre de 2009: “Puede ayudar en el campo de las ideas y de las costumbres. El contacto entre parlamentarios, aunque no tenga una decisión directa, ayuda a crear un clima de negociación y de aproximación entre los Estados. Para nosotros es favorable”.

En la historia cuando se activa la espoleta del comercio y los mercados se sabe que detrás vienen no solo los problemas económicos, llegan en cascada otros asuntos vinculados al trabajo, a la ciencia, a la sanidad, a la cultura, a los derechos humanos, laborales, migratorios, sociales, etc. y a todos esos problemas que son políticos habrá que darles respuestas adecuadas. Quiero decir que cuando algunos braman por un Mercosur economico, no perciben la magnitud política de los asuntos que implican el proceso de integración
que abordamos en 1991.

Por ello que el Parlamento del Mercosur, aun en estado incipiente, es un gran paso para la integridad política de la región. A la espera de la reinstalación del mismo se nos ocurre pensar en esa larga sombra de la dictadura, que un día sí y otro también regresa a nuestra cabeza, para obligarnos a pensar creativamente consolidando las instituciones democráticas regionales.

Así como en los años 70 hubo una internacional del terrorismo de Estado, que barrió a sangre y fuego a las instituciones soberanas y a sus representantes, -y pienso en nombres muy queridos que llevare por siempre en mi corazón-, en estos años de gobierno popular y democrático del Frente Amplio se construye una “internacional de la democracia”, que agrega a los Parlamentos Nacionales el plus de los Parlamentos de la Integración,
ocupados en la consolidación y observancia de la mas plena vigencia de los Derechos
Humanos y las garantías fundamentales.

Es por ello que el Parlamento del Mercosur entre sus competencias anota el velar por la preservación del régimen democrático en los Estados partes y asociados, de conformidad con las normas y en particular con el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático en el Mercosur.

Es un avance ideológico inconmensurable, es una barrera moral a cualquier desborde, que
hemos ido construyendo entre todos, y que confirman un plano de entendimiento básico
entre los integrantes.

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